Seguramente, en el ámbito
socio-político, el Presidente Obama será recordado por multitud de cosas -buenas y malas, a juicio de quien, en cada
caso, las valore-. En el plano
tecnológico, dos son los hitos que han marcado
-o van a marcar- el inicio y el
final de su doble mandato. El 5 de marzo de 2009, apenas seis semanas después de
tomar posesión de la Presidencia de los EEUU, nombraba al que formalmente iba a
convertirse en primer CIO federal del país norteamericano. El elegido para el
puesto sería Vivek Kundra. Ahora, en pleno 2016, la Administración Obama se ha
dado un plazo de tres meses para designar al que será, formalmente, su primer
CISO federal.
Tal vez no se trate más que de
gestos políticos -lo cierto es que ya
había otras personas, anteriormente, responsabilizándose de estos temas, a pesar de que sus tarjetas de visita no llevaran explícitamente el nombre de “Federal CIO”, ni de “Federal CISO”-; pero, como todo gesto presidencial, podrían
servir de incentivo para otras administraciones y empresas. (El 27 de
septiembre de 2013, España nombraría como CIO de la Administración General del
Estado -el primero-, a Domingo Javier Molina Moscoso).
Más allá de los gestos, el
ultimo movimiento de Barack Obama en el ámbito tecnológico, parece reafirmar la
creencia de que, hoy día, la ciberseguridad es ya una prioridad a nivel
directivo, aunque ello, citando al Prof. Peter D. Weill, del MIT, no sea, de
momento, más que “una perspectiva demasiado defensiva”. Y -permítame
añadir- una prueba más de la mayor
preocupación que parece haber por “lo
ciber” en el ámbito público [en comparación con el que parecen tener las
empresas]. (Según datos de ENISA, aproximadamente, uno de cada cuatro países ya
dispone, o está en vías de disponer, de una estrategia de ciberseguridad. No me
atrevería a avanzar ese mismo porcentaje para el caso de las empresas).
Mientras España se decide a
seguir, de nuevo, la corriente impulsada por EEUU en materia cibernética y
nombra a su primer CISO nacional, el país europeo sigue avanzando en el
desarrollo de su política de protección de infraestructuras críticas con el
lanzamiento de un nuevo Plan nacional.
Entre
los retos a que habrán de seguir enfrentándose los operadores de este tipo de
infraestructuras, aún con el nuevo Plan, destacan el problema de la atribución
de la autoría de los ciberataques, las crecientes capacidades -y, con ellas, la creciente
ciberdependencia- de las redes
inteligentes y las relaciones entre sus áreas de TI y de TO.
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